Francisco, es hermano de Carlos Gustavo Navarro Muñiz, ciudadano
español asesinado en 1987 en Asunción por el Terrorismo de Estado. En el
operativo también se asesino a Mirta Noemí Flores, esposa de Carlos Gustavo. En
2011, y luego de una ardua investigación de la organización, pudo localizarse y
restituirse a Nicolás, hijo de Mirta y Carlos, quien fue secuestrado junto a su
tío materno: Ramiro. El caso esta en la Justicia. Desde
España la familia Navarro sigue reclamando al Estado Paraguayo.
Por Eduardo García – Área de Prensa y Difusión
Francisco observa con tristeza y melancolía la foto de su hermano
abrazado junto a su cuñada y a su pequeño sobrino. Corría el año 1987 y Nicolás estaba apenas recién nacido. Eran
tiempos felices. Un mediodía de Diciembre de 1987 el Terrorismo de Estado
cambiaria la vida de la familia para siempre. Ese 22 de Diciembre las Fuerzas
Armadas asesinarían al matrimonio, ambos ciudadanos españoles. Nicolás sería
secuestrado, con tan solo 1 año, en Noviembre de 1988 cuando la represión
“desapareciera” a su tío. En Agosto del año pasado un estudio de ADN impulsado
por H.I.J.O.S. lograría que Nicolás se reencuentre con su familia. Desde siempre Francisco
exigió desde el exterior que el Estado Paraguayo asumiera su responsabilidad
sobre lo ocurrido.
La Justicia Internacional actuó en consecuencia a
la “aparición” de Nicolás. Actualmente se esta en proceso un juicio por la
identidad del joven. Todavía no se inicio un proceso judicial por el asesinato
de sus padres y Paraguay sigue negando la existencia de todo tipo de
documentación. “Cuando hablamos de que
afirman que no se ha hallado documentación en lo que hay de catalogado en esos
archivos” – dice Francisco – “Y te
encuentras con que cerca del 80% sigue sin ser catalogado, no es difícil
deducir con todos los años que han pasado desde que fueron encontrados los
archivos, que no se los quiere catalogar”. Francisco sabe de maniobras
sucias: numerosamente gente residente en Paraguay se le ha acercado para
prometerles “favores” que nunca llegaron a nada. Tampoco faltaron los
oportunistas; en 1990, un oficial del Paraguay se entrevisto con el en Buenos
Aires donde le aseguro que sabía el paradero de Nicolás y que se lo diría a
cambio de 2.500 euros. “El testimonio de
sobrevivientes que pudieron ver a mi sobrino – (Nicolás fue secuestrado y
permaneció detenido hasta que lo apropiaron en 1989) – en 2 centros de torturas afirman que firmaron fichas en las que se
hallaban los nombres de mi hermano y su mujer, así como del tío materno de
Nicolás”, cuenta. “Nos resulta
absurdo que se diga que no hay documentos referentes a ellos cuando sabemos que
los hay”, continúa.
De
a poco, con el pasar de los días, Nicolás se acerca cada vez más a su familia.
Principalmente con uno de sus primos; Javier. “Increíblemente de a poco se esta haciendo de la familia, o mejor
dicho, esta volviendo a donde pertenece… Con el que habla más seguido es con el
mayor de mis hijos, y aunque a veces quisiera tomar el tubo y hablar con el,
respeto sus tiempos. Se que no es fácil, pero también uno carga con todo este
tiempo que el no estuvo”. Francisco asegura que Nicolás esta en plena
reconstrucción de su pasado: “le ha
pedido a mi hijo que le consiga unas fotos de su padre cuando iba a la
universidad, los parecidos son tan grandes”. Más allá de los tiempos de la
justicia, los tiempos en estos casos son sumamente personales. Nicolás se
entero – de un día al otro – quienes eran sus padres, que tenía una familia que
nunca lo abandono, que estuvo detenido en 2 campos de concentración, y lo más
importante que la persona que recordaba una y otra vez en su niñez tenía nombre
y apellido; Ramiro Gabriel Flores, su tío.
Ante
la ausencia de la Justicia
en nuestro país y un Poder Judicial que se compromete día a día con la
impunidad, la Justicia Internacional,
actúa como Estado de Emergencia. Acude a los reclamos del exterior de numerosas
familias que exigen que se de respuestas sobre lo ocurrido con sus seres
queridos. La primera condena de este tipo ocurrió en Uruguay por la
desaparición en nuestro país de los uruguayos Gustavo Edison Inzaurralde y
Nelson Rodolfo Santana. Italia cuenta con 2 procesos en los que se imputa a
genocidas paraguayos. Argentina cuenta hasta la fecha con 3 causas contra los
genocidas paraguayos de las cuales 2 se hallan en Juicio. “Al negarnos la información nos niegan un derecho, al hacerlo Paraguay
sigue negando a España que en su país se asesino a mi hermano y a su mujer, que
allí se desapareció a mi sobrino. Lo niega incluso en estos momentos, pero
aunque nos sigan negando la información la justicia va a largar su sentencia.
Los imputados tienen que estar presos por lo que nos hicieron. Si Paraguay no
quiere darnos esa documentación, no importa, la justicia obrara en base a otras
pruebas. No pueden demorarla más. Tienen que pagar”, afirma.