Los estudios de ADN demostraron el 22 de Agosto de 2011 que un joven que creía ser hijo de desaparecidos de Paraguay era Nicolás Navarro Flores, a quien su familia buscaba desde 1988. El joven es el primer hijo de personas desaparecidas o asesinadas por el Terrorismo de Estado en un país latinoamericano en ser localizado en el continente europeo.
El 22 de Diciembre de 1987 un comando de la Policía Nacional ametrallo la vivienda del matrimonio compuesto por Mirta Noemí Flores y Carlos Gustavo Navarro en la ciudad de Asunción. El matrimonio vivía con su pequeño hijo de tan solo 1 mes y medio. El niño que sobrevivió al hecho fue rescatado por unos vecinos quienes lo mantuvieron y alimentaron hasta que la familia del joven matrimonio se hizo presente en el lugar. Los cuerpos de Mirta y Gustavo fueron retirados horas más tarde por las fuerzas armadas quienes entregaron los restos a sus familiares unos días más tardes. Desde entonces el pequeño quedo al cuidado de su tío; Ramiro Gabriel Flores. El 8 de Noviembre de 1988 un comando de fuerzas conjuntas ametrallo e irrumpió la vivienda donde el pequeño vivía con su tío y una familia amiga. En el operativo el joven Ramiro fue asesinado y se secuestro a María Santa Moreira – embarazada – y a sus dos pequeños hijos; Adrián y María Luz. En el operativo también fue secuestrado Nicolás. Desde entonces nada se supo del destino del pequeño.
Al otro día del operativo los abuelos del niño se presentaron en distintas delegaciones policiales donde los amenazaron de muerte si seguían persistiendo. Se dirigieron al Poder Judicial donde quisieron denunciar los hechos e interponer Habeas Corpus cosas que les negaron haciéndoles abandonar por la fuerza las oficinas del Poder Judicial. Durante la noche del 12 de Noviembre de 1988 un grupo de civiles se apareció en la vivienda de la familia Navarro, donde desde el inicio de la búsqueda también residía el abuelo materno del menor; Jorge M. Flores. Luego de destrozar la vivienda, golpear a los habitantes, y amenazar con violar a la abuela Norma Navarro se marcharon amenazando a la familia con abandonar el país en dos días. Los abuelos Navarro y el abuelo Flores marcharon con los cuerpos de sus hijos a su país natal; España.
Allí fueron bienvenidos por el tío de Nicolás, el hermano de su padre: Francisco, quien ya se había exiliado por motivos políticos años antes.
Desde España denunciaron el caso en el extranjero sin ningún tipo de respuestas. Sin poder volver a Paraguay observaban con asombro lo contrario de la situación argentina. Contrataron un apoderado en Argentina, porque en Paraguay era imposible, quien prometió interponer denuncias en el país vecino, a los meses dejaron de tener contacto con el apoderado así como de los pagos que dieron por adelantado. El tiempo siguió pasando y Paraguay, a pesar de ya no estar bajo Stroessner, siguió bajo gobiernos colorados. El caso, como muchos, parecía quedar en el olvido colectivo. En 1994 un allegado a Francisco Navarro le informo que el niño podría estar en suelo europeo, pero le hizo prometer que nunca diría a nadie quien se lo dijo. Fue una pista cuya duda la familia nunca pudo sacarse de encima.
NICOLÁS
Mientras la familia Navarro – Flores aterrizaba en suelo madrileño, el pequeño Nicolás se veía condenado a sufrir el ignominioso cautiverio. Lo acompañaban los hermanos Moreira, un poco mayores que el, hijos del matrimonio compuesto por María Santa Moreira y Adrián Martínez Henríquez quienes también se hallaban secuestrados. El pequeño Nicolás y los otros niños fueron vistos por sobrevivientes en el CCD “Departamento de Investigaciones Policía Nacional” y en el CCD “Cuartel Las Fronteras” ubicado en Ñacunday, Departamento de Alto Paraná, cercano a la frontera argentina. Durante ese tiempo los niños fueron torturados como los adultos y sufrieron de cuadros severos de desnutrición y deshidratación.
Durante la primera semana de 1989 la represión decidió el destino de los 3 niños. Fueron cruzados a la frontera argentina y entregados a un juez de menores de la Provincia de Misiones que esta imputado en varias instancias judiciales a iniciarse. Como se halla probado los niños fueron ofrecidos a los amigos del juez. Uno de esos “amigos” elegiría al pequeño Nicolás. Los hermanitos Moreira serían entregados en adopción fraudulenta a un matrimonio que residía en Buenos Aires.
El matrimonio lo inscribió como hijo propio y fugo con el niño a Europa. La partida de nacimiento falsa fue firmada por el medico argentino José María D`Angelo quien trabajaba desde hace años en el Policlínico Policial “Rigoberto Caballero” de Asunción. Tal como le habían indicado a Francisco Navarro, su sobrino, efectivamente se hallaba en Europa.
EL REENCUENTRO
Nicolás creció en una mentira y en un clima de continuos maltratos. A pesar de que nunca se le privo ningún bien material, desde niño, no encontraba su lugar en ese modelo de familia perfecta. Siempre intuyo que no era hijo de quienes decían ser sus padres. A los 18 años su apropiadora le confeso que provenía de Paraguay y que lo “habían conseguido por un conocido amigo”. El joven que hasta entonces residía en Barcelona, decidió irse a estudiar por una beca a Francia. Desde allí y por la información que le llego por medio de una amiga vía Internet el joven se comunico con H.I.J.O.S. Paraguay.
Ante la falta de un Banco de Datos Genéticos y la negación de muchas familias de realizarse el análisis, el organismo debió analizar en base a la documentación aportada por el joven y las denuncias recibidas, las posibilidades de los casos de los que podría tratarse, así surgió primero la posibilidad de que fuera Rafael Murray Báez, nacido durante el cautiverio de su madre; María Asunción Báez, en Mayo de 1987 y que aún permanece desaparecido. Durante varios meses el organismo siguió esta pista y se avoco a rastrear a los familiares vivos de las familias Murray – Báez, teniendo en cuenta que la abuela Irmina Báez falleció en 2009. Se procedió a rastrear la tumba en Paraguay de la abuela Báez así como a los tíos de Norberto Murray, el padre del niño que se creía era Nicolás. Los días pasaban y la búsqueda se hacía cada vez más extensa.
Del otro lado del mundo, Nicolás sin saber quien era, pregunto cual era la el caso de la familia que se hallaba residiendo en España. Una nueva pista se presento por entonces, una denuncia anónima aportaba pruebas documentales sobre los Hermanos Moreira, en ellas se probaba que otro niño se hallaba con ellos al momento de dárselos en adopción. Fue entonces cuando H.I.J.O.S. procede entonces a entablar un contacto entre la familia Navarro – Flores y Nicolás, quienes solo intercambiaron hasta entonces correos electrónicos.
A pedido de la organización, mediante un escrito, se solicito a un laboratorio privado de confianza para la familia Navarro – Flores realizar los estudios de ADN con el joven. El 22 de Agosto de 2011, el laboratorio privado, informo a la familia; al joven y a la organización, de los tan ansiados resultados. Después de décadas de separación Nicolás pudo reencontrarse con su familia y su verdadera historia.
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